viernes, 4 de junio de 2010

Las fotos de la SS (*)

Semana Santa, claro. En esas fechas la gente sale, festeja, se disfraza, pasan cosas, se toman fotos. Aquí van algunas.

Estaban los cucuruchos, clásicos personajes. En sus lindos trajes púrpura. Algo tienen de KKK además de SS pero siempre me han parecido llamativos y hasta agradables. No sé de dónde viene o en qué se origina la tradición, se acepta información al respecto.



Cargando, como siempre, sus crucifijos, estampitas, y demás objetos de valor religioso y espiritual.... según entiendo. Esto de la tradición y lo espiritual no es mi fuerte.


Aunque hay que decir que no todos los asistentes compartían el mismo entusiasmo, incluso me parece que en algunos se notaba una cierta desconfianza hacia el asunto:


Y otros, en cambio, parecían tener preocupaciones más mundanas. Por ejemplo, según el titular de la prensa corrupta en la siguiente foto:


¡El Telégrafo pierde más personal! Ignoro si la persona bajo el cucurucho formaba parte de dicho personal, ese gesto de preocupación podría indicar algo así.

En todo caso, no sólo de cucuruchos vive la Semana Santa, hay, por supuesto, varios Cristos:


Con su correspondiente cruz y su corona de espinas... acompañados por legionarios romanos, de los que guiaban a los condenados hasta el sitio de las cruces en la tradición original.


Y más Cristos, con espinas y con un aspecto más tradicional:


Ahora que se ha puesto de moda o de modo hablar de todos y todas, no podía dejar de haber al menos una Cristo mujer (¿Crista? ¿Cristina? Y creo que Jesusa es un nombre común allá por el Caribe).

En todo caso, ahora se podría empezar a hablar de igualdad... quizá en unos años se cuente la historia en su versión femenina, y, por qué no, a alguien se le ocurra que para eliminar prejuicios debe haber una modalidad LGBT también.


Aunque la chica está haciendo trampa: eso no son espinas, es una planta inofensiva. No sé, me parece que los castigos deberían ser similares o eso de la igualdad termina siendo un mito.

Por ejemplo, hablando de penitencias y castigos, podemos ver que para algunos caminar descalzos bajo el sol cargando una pesada cruz en los hombros no es suficiente.


Me imagino que más adelante debe haber estado peor: más roce del alambre con la carne, el movimiento que aumenta la fricción, el sol que azota, en fin. Pero eso ya queda para la imaginación de cada uno, no tengo más registro que éste.