sábado, 10 de enero de 2009

Los viejos ya no son lo que eran

El 31 por la mañana, escuché a alguien en el programa de Diego Oquendo decir algo como “deberían cambiar las reglas del concurso de Años Viejos, porque ya no son Años Viejos sino una vitrina de ideologías”. Algo así, en todo caso.

Para los que no lo sepan, en algunas regiones de este país los 31 de Diciembre se suele quemar un monigote que representa al año que termina, por lo general centrándose (con una buena dosis de humor) en sus aspectos negativos para “quemarlos” y exorcisarnos de ellos. Un Año Viejo bien hecho suele tener varios de estos monigotes formando una especie de escena alusiva a uno o varios acontecimientos que marcaron el año. Y en la capital tiene lugar desde que tengo memoria un concurso que intenta mantener viva esta tradición.

Y claro, nostalgias e idealizaciones de por medio, uno siempre se dice que en años pasados los Años Viejos eran mejores, que más creativos, que les echaban más “sal quiteña” antes de quemarlos, que más divertidos, en fin. Sobre todo si los vio de niño y tiene esa distancia que ayuda a mejorar casi todo en el recuerdo.

Pero no creo que sea exageración, deformación ni idealización del pasado decir que los Años Viejos solían ser dignos de ver y que este año (y cuando digo “este año” me refiero al anterior) los monigotes de la Avenida Amazonas fueron un desastre de creatividad.



Básicamente, se trataba de instalaciones publicitarias con diversos MENSAJES, de los que "dona tus órganos" era el más noble, desinteresado, y quizá incluso el más creativo de todos. Entre los demás constaban: el servicio de agua potable es muy bueno, cree en Jesús, la campaña de alfabetización ha sido un éxito, no creas en el Gobierno, mi equipo de fútbol es mejor que el tuyo, viva la dictadura del proletariado. Incluso alguno que retomaba la “tradición” de parodiar o burlarse de los políticos (uno de los temas preferidos de los Años Viejos, ya que como digo éstos se refieren a los aspectos negativos del año) no pudo evitar señalarnos una opción; lo que terminaba siendo una moraleja muy antipática o simplemente más propaganda.

Por ejemplo, estaba el marciano de los celulares, con frases ingeniosísimas como "la señal que une más terrícolas" o "tecnología de otro mundo". No quiero ni imaginarme la cantidad de noches en vela que les debe haber costado a los creativos de la agencia de publicidad producir resultados tan hilarantes y originales.



Lástima que tanto y tan dedicado trabajo haya sido plasmado con la conocida técnica "marcador negro sobre cartulina blanca" en talla medium, con lo que las divertidas ocurrencias del extraterrestre no estaban al alcance del público a menos que se acerque bastante. Nótese por otro lado la genial sutileza de la instalación: sólo después de una atenta observación puede uno percatarse de qué empresa es la que pagó por este monigote.

Si les parece feo, tuvieron suerte de no estar ahí y oír la música.

Más publicidad. Con buenas intenciones y todo, pero... los Años Viejos deberían ser divertidos, NO didácticos. Es mi opinión, por supuesto, y yo la comparto. Con ustedes.



Bueno, su equipo de fútbol ganó a otros equipos... supongo que eso ya es razón suficiente para hacer los muñecos... a estas alturas ya no tenía ánimo de discutir el punto.




Uno sobre política. Lo menos que se puede decir es que la ejecución es bastante limitada (algo que ocurrió en la mayoría de Años Viejos, me parece). Tener un cartel de fondo... no sé. Me esperaba algo más trabajado.



Aparte el muñeco ni se le parece mucho, yo lo identifiqué por la corona.

Y uno sobre la crisis económica, con una instalación en la que 3 personajes con acento costeño (Nebot, Isaías, Alvarito) saltan del avión en llamas que representa la economía y pum. Pero Juan Pueblo (que curiosamente tiene acento serrano) confía en su Dios y al saltar es salvado por su divina mano. Se escucha un aleluya y la promesa de Juan Pueblo Serrano de confiar solamente en su
salvador y no en el vil metal. El mensaje fue bastante claro (fuerte y claro, repetido continuamente por los altavoces): crean en Jesús y se salvarán. No se preocupen por el dinero ni por la crisis.



No me alivió mucho, y me quedé con la duda de si quienes hicieron este Año Viejo eran anti Correa (por curuchupas) o pro (por lo de "no se preocupen por la crisis").

Además de que todos sabemos que el primero en ser salvado sería Alvarito, por favor. Nos estuvo repitiendo durante ocho años su calidad de enviado divino.


Otro Año Viejo. Tres gotitas en un balcón, la del medio dice "la calidad de nuestro servicio ha sido premiada en todo el mundo". Desde el balcón se ve pasar a montón de gente con cara de aburrimiento. Prefieren mirar hacia otro lado.




Dentro de esta tradición, siempre han habido alusiones a la política y bromas contra los "poderosos", por lo general con bastante humor y quizá algo de amargura. Pero no recuerdo haber visto antes un Año Viejo que repita consignas oficialistas ("bestias salvajes") y que tenga como fondo una pancarta que nos llame a plegarnos a la revolución socialista.



Con todos esos elementos, más que Año Viejo parecía una portada de, digamos, Tintají o El Ciudadano. Aunque la idea del zapatazo "interactivo" tenía su gracia.

En algún punto me cansé. Es posible que más al sur hubiese encontrado más y mejores monigotes, pero los que vi hasta aquí acabaron con mi paciencia y mis ganas de seguir recorriendo la avenida.

Un fin de año bastante desabrido. O dicho de otra manera: los Años Viejos estaban tan turros, que no daba ganas ni de quemarlos. Si la intención era acabar con ellos, personalmente recomiendo la indiferencia.

5 comentarios:

  1. Para que que están cualquiera los viejos...

    En fin... te dejo una encuesta juego bloguero en mi blog. O sea un meme... mi ética bloguera exige q te avise.

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  2. Gracias por la invitación, pero intento evitar poner esas cadenas en mi blag... ¿de dónde viene eso de "meme", o "même"? La palabrita digo.

    Ya hablamos, suerte.

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  3. La palabrita viene de Richard Dawkins. Los blogueros la berrearon.

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  4. Ya oye! postea más, está bien chistoso y refrescante tu blog!
    Rocío.

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