domingo, 9 de noviembre de 2008

Una que otra mentirita

¿Cuánta gente escuchó a Rafael Correa afirmar que el artículo que indicaba un aumento de la miseria en el Ecuador había sido escrito por el dueño de un medio de comunicación, quien había inventado la manera de medir dicha miseria?

Seguramente, muchas más que las que sabían que esa forma de medición ya existía; o que las que leyeron la nota que desmentía la propiedad de dicho medio por parte del autor de dicho artículo (supuesto autor, porque en eso la crítica del Presidente también faltó a la verdad).

De la misma manera, deben haber sido más quienes escucharon a Rafael Correa decir que Carlos Montaner pertenecía a la Human Rights Foundation (en un intento de desprestigiarla similar al de Alvaro Uribe con la Human Rights Watch) que quienes se enteraron de que esto no era cierto. Así, mentirita a mentirita, se va creando en la cabeza de la gente ese mundo que dibuja el Socialismo del Siglo XXI: un mundo en el que hay sólo dos opciones y por lo tanto toda crítica a algún aspecto de la labor del Gobierno proviene siempre y sin excepciones de banqueros, empresarios, cachorros del imperio y todos quienes conforman ese fantasma llamado “los mismos de siempre”. Y si dichas críticas aparecen en la prensa, pues está claro que ésta es corrupta, mediocre, comprometida y un actor político al que no hay que escuchar (como dijo alguna vez el Presidente claramente: “no lean El Universo”). No se cometen, pues, equivocaciones en un proceso revolucionario.

Decir que quienes hablan de peligros de la crisis y desfinanciamiento del presupuesto están haciendo campaña en su contra, (antes de concluir que “a mí qué me importa la crisis de los EEUU”) es otro intento de convencernos de que toda crítica es falsa y malintencionada. La última frase, aunque preocupante en un político y economista, puede ser tomada como un desliz o torpeza (quizá no tan torpe como dejar desatendida a una embajadora por ocuparse de la campaña). Pero pretender, luego, que la prensa sea “de oposición” por haber mencionado esta declaración es casi tan absurdo como pretender frente a la CNN que no se dijo lo que se dijo; hablando del momento presente. Y la gente, con un comprensible hastío de los grupos de poder tradicionales, acepta esta falsa dicotomía entre izquierda y derecha únicas y toma el lado de quien ha sabido utilizar a su favor este hastío, los símbolos de la jerarquía religiosa de la izquierda revolucionaria y la compra de votos. Así se termina aceptando ciegamente que no hay que creer NINGUNA
crítica de la prensa porque está parcializada y vinculada... sin cuestionarse si el Gobierno lo está también, aunque sea un poquito.

El caso de la inseguridad es otra muestra de la incapacidad por parte del poder de aceptar críticas. En su momento se dijo que se trataba de una percepción, promovida por... ¿por? Claro, los medios de comunicación. Con la mala intención de desprestigiar al Gobierno. ¡Qué malvados, qué sinvergüenzas los medios de comunicación! Pero curiosamente, una vez terminada la campaña por el SÍ, el Gobierno, luego de analizar el tema, se ve en la necesidad de declarar a la Policía en emergencia operativa a nivel nacional. Y tan en serio se toma nuestra seguridad que se decide restringir la entrada y permanencia de ciudadanos colombianos. Lo que, podría considerarse una medida útil para reducir la inseguridad. Si se piensa así, en consecuencia se debe considerar que antes, al eliminar el pasado judicial como requisito, se la había aumentado. Pero hablar del tema, en su momento, fue duramente criticado e interpretado como un ataque al gobierno.

Sabemos que durante la campaña (durante la etapa anterior de ésta: la campaña como tal no ha terminado desde que Rafael Correa fue Ministro) se utilizaron medias tintas y mentiras en contra de la Constitución ahora aprobada: temas como el aborto, el uso de drogas, el matrimonio homosexual y otros fueron utilizados de manera tramposa y mentirosa para conseguir el voto por el NO. Todo eso hay que criticarlo y no caer en el juego de la polarización en el que todo lo que haga el Presidente es negativo. Pero lo que se está haciendo desde el poder (desde hace rato) es pretender desprestigiar a la prensa hasta llegar al punto en que la gente diga “yo no les creo nada”; o dejar sembrada esa imagen de valiente lucha contra los poderosos que ayuda a quienes ya están en el poder a ganar votos. * Dicho de otra manera, utilizar la polarización para eliminar la credibilidad de quienes alguna vez digan algo que no se ajuste a sus intereses.

Ya lo están consiguiendo, a juzgar por las reacciones y comentarios de alguna gente (justamente, el “yo no les creo nada” mencionado). ¿Cuánto nos tomará el llegar a tener como única opción la prensa oficial? Y es que quizás, simplemente, la falta de discrepancias y críticas sea indispensable para alcanzar el amanecer socialista de felicidad y legitimidad que nos han ofrecido. No sería la primera vez que hay que pagar este precio por este sistema tan lleno de buenas intenciones.



* (noten también que eso de “soy el valiente que lucha contra el poder... de la prensa” es similar, aunque inverso, a la valiente lucha de Paco Velasco contra el poder... del Gobierno de LG. ¿No lo recuerdan? Fue un poco antes de asegurar que no se iba a candidatizar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

"¿Quieres pasar a mi salón?", le dijo la araña a la mosca.

Gracias por visitar.