domingo, 23 de noviembre de 2008

Conversaciones: la imagen es nada

El lugar: un local de una conocida cadena de heladerías. No voy a decir su nombre, nos referiremos al sitio como “Raskin & Bollis”, por decir cualquier cosa.
La fecha: meses atrás.
La hora: justo después de almuerzo, justo antes de volver al trabajo.
El protagonista: un cliente de dicho local.
El antagonista: una señorita en uniforme y gorrito.

El Cliente: Buenos días.
La señorita: Buenas tardes, señor.
EC: ...sí. Bueno.
LS: ¿Qué desea?
EC: ...buenas tardes. Uno de esos combos de los letreros, por favor. El más chiquito.
LS: Con gusto, son 99 centavos. ¿Le agrando el combo por sólo 79 centavos? Tenemos también mil sheiks...
Voz interior: ¿Mil Sheiks? ¿De Arabia todos ellos?
EC: No, muchas gracias.

Llega sobre su bandeja el combo, que consiste en una bolita de helado y un bollo.

EC: !!! ??? Pero... ¡señorita!
LS: ¿Sí? ¿Se le ofrece algo más? Tenemos mil sheiks...
EC: No, no. Mire el combo que me dio.

La señorita lo mira. No encuentra nada sorprendente.

LS: ¿Le agrando el combo por sólo 79 centavos? Tenemos también...
EC: No, vea... la bola de helado está como que muy pequeña.
LS: Es que ése es el tamaño del combo. Pero por 79 centavos...
EC: No, no... pero vea la foto. En la foto la bola de helado está del mismo tamaño que el bollo. ¿Ah?

La señorita mira la foto. Ésta le da toda la razón al cliente (que por lo demás, claro, siempre la tiene). La señorita se queda pensando, encuentra un argumento irrebatible y concluye la discusión.

LS: Sí, pero las fotos a veces engañan.
EC: ...

El cliente no encuentra nada inteligente que decir ante semejante argumento, así que se retira obedientemente y se sienta en una mesita del local a consumir su postre. Se siente ... ¡¡¡engañado!!!

Pero no por la señorita de uniforme y gorrito. Por una foto promocional.

Voz interior: Te dijo “gil”...

Fin...
...de la fe del cliente en las fotos promocionales.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Letreros: ¡Divino, divino!

Vi esto por primera vez hace un largo par de años, al paso a través de la ventana de un bus. Me costó un poco asimilarlo. Cuando lo hice empecé a llamar la atención de algunos pasajeros al soltar unas risitas mal disimuladas durante un par de minutos luego del avistamiento.

Hoy volví a pasar por el sitio y ahí seguía esta frase maravillosa. Creo que amerita compartirla y que cada quien saque las conclusiones que a bien tenga.




Así, sin anestesia ni nada, que diría Manolito.

Ideas que surgen al paso:

* La típica frase adolescente “Creo en Dios, pero a mi manera” adquiere de pronto un significado mucho más... abierto, digamos.
* La religión se convierte definitivamente en algo personal e íntimo.
* Este enfoque de la espiritualidad puede ayudar a eliminar ciertos tabúes.
* ¡No puedo dejar de recordar una escena de El Exorcista!



Cosas que ocurren por ir con los ojos puestos.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Una que otra mentirita

¿Cuánta gente escuchó a Rafael Correa afirmar que el artículo que indicaba un aumento de la miseria en el Ecuador había sido escrito por el dueño de un medio de comunicación, quien había inventado la manera de medir dicha miseria?

Seguramente, muchas más que las que sabían que esa forma de medición ya existía; o que las que leyeron la nota que desmentía la propiedad de dicho medio por parte del autor de dicho artículo (supuesto autor, porque en eso la crítica del Presidente también faltó a la verdad).

De la misma manera, deben haber sido más quienes escucharon a Rafael Correa decir que Carlos Montaner pertenecía a la Human Rights Foundation (en un intento de desprestigiarla similar al de Alvaro Uribe con la Human Rights Watch) que quienes se enteraron de que esto no era cierto. Así, mentirita a mentirita, se va creando en la cabeza de la gente ese mundo que dibuja el Socialismo del Siglo XXI: un mundo en el que hay sólo dos opciones y por lo tanto toda crítica a algún aspecto de la labor del Gobierno proviene siempre y sin excepciones de banqueros, empresarios, cachorros del imperio y todos quienes conforman ese fantasma llamado “los mismos de siempre”. Y si dichas críticas aparecen en la prensa, pues está claro que ésta es corrupta, mediocre, comprometida y un actor político al que no hay que escuchar (como dijo alguna vez el Presidente claramente: “no lean El Universo”). No se cometen, pues, equivocaciones en un proceso revolucionario.

Decir que quienes hablan de peligros de la crisis y desfinanciamiento del presupuesto están haciendo campaña en su contra, (antes de concluir que “a mí qué me importa la crisis de los EEUU”) es otro intento de convencernos de que toda crítica es falsa y malintencionada. La última frase, aunque preocupante en un político y economista, puede ser tomada como un desliz o torpeza (quizá no tan torpe como dejar desatendida a una embajadora por ocuparse de la campaña). Pero pretender, luego, que la prensa sea “de oposición” por haber mencionado esta declaración es casi tan absurdo como pretender frente a la CNN que no se dijo lo que se dijo; hablando del momento presente. Y la gente, con un comprensible hastío de los grupos de poder tradicionales, acepta esta falsa dicotomía entre izquierda y derecha únicas y toma el lado de quien ha sabido utilizar a su favor este hastío, los símbolos de la jerarquía religiosa de la izquierda revolucionaria y la compra de votos. Así se termina aceptando ciegamente que no hay que creer NINGUNA
crítica de la prensa porque está parcializada y vinculada... sin cuestionarse si el Gobierno lo está también, aunque sea un poquito.

El caso de la inseguridad es otra muestra de la incapacidad por parte del poder de aceptar críticas. En su momento se dijo que se trataba de una percepción, promovida por... ¿por? Claro, los medios de comunicación. Con la mala intención de desprestigiar al Gobierno. ¡Qué malvados, qué sinvergüenzas los medios de comunicación! Pero curiosamente, una vez terminada la campaña por el SÍ, el Gobierno, luego de analizar el tema, se ve en la necesidad de declarar a la Policía en emergencia operativa a nivel nacional. Y tan en serio se toma nuestra seguridad que se decide restringir la entrada y permanencia de ciudadanos colombianos. Lo que, podría considerarse una medida útil para reducir la inseguridad. Si se piensa así, en consecuencia se debe considerar que antes, al eliminar el pasado judicial como requisito, se la había aumentado. Pero hablar del tema, en su momento, fue duramente criticado e interpretado como un ataque al gobierno.

Sabemos que durante la campaña (durante la etapa anterior de ésta: la campaña como tal no ha terminado desde que Rafael Correa fue Ministro) se utilizaron medias tintas y mentiras en contra de la Constitución ahora aprobada: temas como el aborto, el uso de drogas, el matrimonio homosexual y otros fueron utilizados de manera tramposa y mentirosa para conseguir el voto por el NO. Todo eso hay que criticarlo y no caer en el juego de la polarización en el que todo lo que haga el Presidente es negativo. Pero lo que se está haciendo desde el poder (desde hace rato) es pretender desprestigiar a la prensa hasta llegar al punto en que la gente diga “yo no les creo nada”; o dejar sembrada esa imagen de valiente lucha contra los poderosos que ayuda a quienes ya están en el poder a ganar votos. * Dicho de otra manera, utilizar la polarización para eliminar la credibilidad de quienes alguna vez digan algo que no se ajuste a sus intereses.

Ya lo están consiguiendo, a juzgar por las reacciones y comentarios de alguna gente (justamente, el “yo no les creo nada” mencionado). ¿Cuánto nos tomará el llegar a tener como única opción la prensa oficial? Y es que quizás, simplemente, la falta de discrepancias y críticas sea indispensable para alcanzar el amanecer socialista de felicidad y legitimidad que nos han ofrecido. No sería la primera vez que hay que pagar este precio por este sistema tan lleno de buenas intenciones.



* (noten también que eso de “soy el valiente que lucha contra el poder... de la prensa” es similar, aunque inverso, a la valiente lucha de Paco Velasco contra el poder... del Gobierno de LG. ¿No lo recuerdan? Fue un poco antes de asegurar que no se iba a candidatizar)

domingo, 2 de noviembre de 2008

Graffitis: Batman dejó su huella.

Caminando por Ciudad Barroca me encontré con algo que me sorprendió y me hizo recordar las ideas y expectativas que surgieron luego de ver las últimas entregas de Batman. Mi hipótesis sobre el origen de estas películas es más o menos la siguiente:



Un día Christopher Nolan estaba viendo la película de Tim Burton y se dijo: “no, esto no va. Sí, creaste una estética muy bacán, Jack Nicholson es perfecto para cualquier papel de loco y sacaste cosas de Michael Keaton que no nos esperábamos. Pero la historia podía haber mejorado mucho y el personaje te quedó un poco cliché, algo le falta.” Y se le ocurrió al director de Memento (supongo que ya todos lo saben, pero nunca está de más el dato) empezar la historia del huérfano millonario de nuevo, desde 0, para conseguir un resultado que se ajuste más a su visión del hombre murciélago. Basándose en algunos de los mejores cómics que se han hecho sobre Batman, trazó una línea argumental amplia que cubriría unas cinco películas y que terminaría con el retiro del héroe de las calles por decisión propia luego de la muerte de su compañero Robinson Crusoe. Quizá (se me dispara la imaginación) seis incluyendo una intermedia de terror psicológico y un poco separada del resto llamada “Arkham Asylum”. Y luego (me encanta imaginarme esta parte) lo haría volver basándose en “The Dark Knight Returns”; el fabuloso cómic de los 80' de Frank Miller en el que un Batman retirado regresa, ya cincuentón, a su actividad de vigilante, llegando por esas cosas de la vida y de los cómics a enfrentarse nada menos que con... ¡Superman! Y nosotros boquiabiertos. En mi caso particular, tal vez más aun porque me fascina el tema del héroe que regresa, tema que está presente en Watchmen y Los Increíbles también.

Continuando con la hipótesis, de alguna manera el director convence a los ejecutivos de la WB de que su proyecto es serio y respetuoso con el personaje, pero, pero no por eso dejará de vender. Es más, actualmente hay toda una generación que ya no es adolescente ni post, que tiene poder de compra y que busca entretenimiento que respete un poco sus capacidades intelectuales. Y los convenció.

Y lanzó la primera película, luego la segunda con la tremenda actuación de Heath Ledger (+) y tiene más cintas preparadas en su baticinturón de director. Claro que le iba a costar encontrar a un buen “Joker” para la película del retorno del caballero (oscuro, no jedi, aunque Luke también anduvo semigótico en su última película). Sobre todo por la expectativa creada luego de dos muy buenas interpretaciones. Como dato adicional, en esta película el payaso sale del estado catatónico en el que había estado hundido durante años al saber que su ¿enemigo? ha vuelto a colgarse de los edificios de Ciudad Gótica. Y luego pasan muchas, muchas cosas más. En todo caso, Christopher Nolan ya ha comenzado a reescribir Batman y va a continuar en eso (ojalá) y el personaje sigue vivo.

Especulaciones, hipótesis, suposiciones, ideas, posibles sobre todo por no saber mucho del proceso de las nuevas Batman (quizá los productores se acercaron al director con su idea y él la aceptó, ¿quién sabe? ¿Alguien lo sabe? Compartan la información, por favor.) Pero ahí están las películas, eso es real. Tanto, que encontré lo que interpreto como un testimonio de alguien a quien la última cinta le dejó algo que de alguna manera tuvo que sacarse de la cabeza.



Me encantan las obras que hacen referencia a otras. Libros que hablan de otros libros, películas que citan a otras, canciones que hablan de otros cantantes y bandas. Y claro, gente que cita canciones, libros, películas y poemas. Leí una frase de Graham Greene que decía las personas reales están repletas de seres imaginarios y aquí un ejemplo.

En este caso, una persona real pintó en una pared para hablar sobre un ser imaginario
que ya ha cumplido 70 años y sigue saltando de techo en techo para perseguir criminales y vengar la muerte de sus papás. Y sobre su amiguito de la sonrisa sangrienta.