martes, 23 de septiembre de 2008

Quito Fest Día 2: el factor San Pedro

Desde ya, éste sonaba como el mejor día del Quito Fest al ver el volante. Al menos para mis gustos personales; ni el metal ni el hip hop me enganchan por demasiado tiempo, pero la mezcla de alternativo, rock n' roll, electrónica y pop anunciada me atraía un montón.

El día inició bien, con un sol amigable que a ratos llegaba al abuso de confianza, y la potencia de Los Pescados. Según el volante del QF, esta banda manabita hace rock n' roll. Son sólo dos pero le dan duro y con ánimo, casi diría que se siente que tienen fe en el rock n' roll como tal, y eso se oye y se disfruta en su música. El baterista tiene su propio blag acá.


'Cause we're the fishes, and all we do...




Luego vino Arkabuz, banda de San Cristóbal (no de Santa Cruz como suponía hace poco). En todo caso, de Galápagos. No me atrevo a decir que suenan a archipiélago, pero tienen su onda, su presencia y su hinchada. Y sus fotos:











































Y bueno, también cabe mencionar que durante los tres días del Quito Fest el evento no se limita al concierto. Dentro del “Palacio de Cristal” del parque estaba instalada una feria informativa, con el objetivo de concientizar a la gente sobre varios temas como explotación laboral, derechos humanos, discriminación de género o degenerada, etc. Había también un espacio para hablar del virus del VIH y cómo protegerse. Aquí un afiche ilustrativo.

























Aunque habrá quien discrepe con alguno de los puntos, viéndolo de cerca:

























Sobre el escenario era el turno de Los Nietos. Nietos, como se definen, de Led Zeppelin, Who y de otras bandas de la época, retoman la música que hacían sus “abuelos” con bastante energía y gusto. Yo los había escuchado antes en un café por la zona y me habían sorprendido, fue muy chévere volverlos a oír en vivo. Con ellos y Los Pescados, da para comenzar a especular sobre la influencia de la costa (Los Nietos son de Guayaquil) en el rock o rock n' roll como consta en el volante. Me parece que la recuperación de esta música, al menos en estos dos casos particulares, tiene mucha más gracia, autenticidad y hasta me atrevería a decir futuro que algunas cosas que se venían haciendo en los últimos años en la “escena local”; donde a veces abundaba un manejo fácil del “tun-chis, tun-chis” (ska y ritmos similares), una asimilación demasiado básica de la electrónica o una visión limitada de la simpleza y agresividad del punk o el rock pesado.



























Siguiendo con el festival, hasta aquí todo según lo previsto por los organizadores, casi al cronómetro. Algo llovió durante la presentación de Los Nietos, así que el público se aguantó, los fotógrafos cubrieron sus cámaras y el festival siguió su curso. Durante el turno de Alicia se tiró X el parabrisas la lluvia bajó un poco de tono en algún momento. Alicia STxP es una banda alternativa que está por lanzar un 2do álbum. Me falta escucharlos un poco más, así que prefiero disimular con imágenes que con palabras:






Fue después, durante la pausa entre bandas, que la cosa se puso seria. Había (habíamos) alguna gente bajo la lluvia en la zona de comidas cuando el cielo se desató de golpe, sin ningún pudor. Todos a correr a donde buenamente podíamos, mientras sonaba de fondo, viniendo de la amplificación del escenario, una canción de Guardarraya: “con una aleta rota...” Es una experiencia extraña escuchar ese coro y correr literalmente bajo el agua.

Mientras algunos aprovechábamos la carpa que los organizadores habían dispuesto para la gente de prensa, con la ingenua esperanza de que “cuando se calme” el concierto continuaría, la lluvia invitó muy amablemente al granizo a acompañarla en su visita al Itchimbía. Éste no se hizo rogar, quizá quería conocer a las bandas internacionales. El viento también quiso ver qué pasaba y la carpa de la zona VIP, cortesía de los auspiciantes, terminó en el piso (de pronto aparecieron de la nada algunos músicos y sus panas buscando refugio, la verdad fue un poco divertido). La lluvia seguía cayendo, sin preocuparse de guardar nada para el día siguiente. Y es que mi Quito tiene un sol grande que evapora harta agua.




El terreno bajo nuestra carpa y en sus alrededores era bastante irregular. Un terreno irregular termina convirtiéndose en un charco cuando hay tal cantidad de agua como la que nos obsequió San Pedro la tarde del sábado. Muy mala idea ponerse los zapatos con hueco en la suela.







Ya sólo faltaba ver a Noé (no a Zoé, no llegaron a presentarse) señalándonos con el dedo (el del medio) y diciendo “¡para qué no me hacen caso!” No fue inesperado, más bien totalmente lógico y comprensible cuando los organizadores nos informaron que el concierto se suspendía por ese día, dejando a la mitad del cartel sin presentación. Al parecer se habían producido incluso daños en los equipos. Me quedé con las ganas de oír a dos bandas nuevas y a dos conocidas. Sobre todo a Plastilina Mosh, que venían de lejos y ya hace un año y pico habían cancelado un concierto. Pero al día siguiente mostraron su terquedad.


Resumiendo, el día pasó de soleado a helado en cuestión de una o dos bandas. En todo caso aquí el recuerdo de algunos rayitos de sol que iluminaron el Quito Fest antes de la furia de los elementos.







Y eso, básicamente.

3 comentarios:

  1. Bien! Yo comparto el cebiche con cuanta mujer se me ponga en frente. Es bueno saber que no es peligroso.

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  2. Ja ja. Es bueno compartir, pero como digo, sobre esto del cebiche hay opiniones...

    Bacán tenerte por acá.

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"¿Quieres pasar a mi salón?", le dijo la araña a la mosca.

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